jueves, 23 de septiembre de 2010

Carlos pateó la pelota con el borde externo haciendo que la pelota girara en sentido opuesto a las manecillas del reloj según su propia perspectiva. Las condiciones eran secas, asi que el spin que le dió a la pelota era alto, talves sobre 10 vueltas por segundo. Al golpearlo con el borde externo le permitió pegarle muy fuerte, probablemente sobre 30 m/s. El flujo de aire sobre la superficie de la bola era turbulento, lo que le dió una cantidad relativamente baja de roce de arrastre. En alguna parte de su viaje – talves cercana a la barrera de la defensa – la velocidad de la pelota bajo lo suficiente de manera que entró en el régimen de fluido laminar. Esto incrementó notoriamente el roce de arrastre en la pelota, lo que la hizo frenar aun más. Esto permitió que la fuerza lateral de Magnus, que ya estaba curvando la pelota hacia el arco, que fuese aún más importante. Suponiendo que la cantidad de giros de la pelota no ha decaido, el coeficiente de roce se incrementó. Esto introdujo una fuerza lateral aun mayor que curvó la pelota mucho más. Finalmente, a medida que la pelota frenaba, la curvatura se volvió más exagerada hasta llegar al fondo de la red – deleitando a todos los físicos de la galeria.

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